El concepto de Gatekeeper (seleccionador) se utilizó por primera vez por Kurt Lewin (psicólogo y filósofo) en un estudio de 1947 sobre las dinámicas interactivas en los grupos sociales. Descubrió que en la secuencia de una información a través de los canales comunicativos en un grupo, el lapso o el bloqueo dependen en gran medida de lo que sucede en la zona de filtro. Las zonas de filtro son controladas por sistemas objetivos de reglas o bien por gatekeepers, individuo o grupo que tiene el poder de decidir si dejar pasar o bloquear la información.
Dentro de los contextos de ruptura y de divorcio, la expresión “Gatekeeping” apareció en las publicaciones anglosajonas de los años noventa y podría traducirse como "guardabarrera”, “filtro”, “control de acceso”. Se refiere a las actitudes y acciones facilitadoras o inhibidoras ejercidas por uno o ambos progenitores, que determinarán quién tendrá acceso al hijo, y la naturaleza de ese acceso.
Cuando no existe este filtro parental, la información del progenitor A sobre el B es espontánea y fluye, aspecto que facilita un ejercicio positivo de la parentalidad. Hablaremos entonces de un filtro parental facilitador en el que cada uno puede destacar aspectos positivos del otro como padre.
Con la existencia de un filtro parental restrictivo el progenitor A monitoriza, controla y decide la forma de la implicación del progenitor B con sus hijos. Por ejemplo, puede incidir en no comunicar los temas médicos, académicos y extraescolares o hacerlo parcialmente. En cualquier caso este filtro parental acaba afectando en el desarrollo armonioso del niño con el progenitor B.
El “gatekeeping” restrictivo puede ser injustificado cuando no hay motivos que evidencien esa visión negativa del otro progenitor, pero también podría ser un gatekeeping restrictivo justificado y estar basado en la falta de habilidades y competencias del progenitor B y/o en unas necesidades específicas de los hijos que no son tenidas en cuenta por dicho progenitor.
Un divorcio conflictivo y cronificado, en el que existan múltiples procedimientos legales en curso, con judicialización de las divergencias entre los progenitores, normalmente se asocia a un gatekeeping restrictivo.
La probabilidad de sufrimiento de los menores es muy elevada cuando ambos progenitores (A y el B) ejercen un gatekeeping restrictivo sobre el otro, ya que la comunicación existente es poco funcional, escasamente respetuosa y los hijos no están preservados de la hostilidad parental.
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